ENTRE CUENTOS, HISTORIA Y REALIDAD
Por: Apolinar Beltrán Villazón




En Puerto López, Meta, siendo un niño crecí leyendo «cuentos» o historietas, aventuras de héroes o «vengadores» donde con valentía y sin temor alguno eran símbolos de equidad y justicia para el lector, también observaba «héroes justos» en la escasa televisión de aquellos tiempos en mi barrio de heroína: Policarpa Salavarrieta.
Leyendo cada ocho días -alquilando- cuentos o historietas – que llegaban impresas al pueblo-, cada historia o héroe tenía su lema de batalla o justicia, como eran: Águila Solitaria «vencer o morir es la ley de mi raza», Kalimán «serenidad y paciencia, mucha paciencia», Arandú «el príncipe de la selva», El Llanero Solitario «¡arre, plata, adelante!», así muchas historietas. Leía y leía, llegaría después, para la misma época y aplicación de justicia en televisión los superhéroes con «La Liga de la Justicia», el hombre nuclear, el capitán Centella y Los Magníficos, luego más, y más series de «libertarios y justos», tanto cuentos como en televisión la mayoría de estos héroes o superhéroes eran «paraestatales», «mercenarios» de «clase media» con formación o entrenamiento militar, con el destino de ser justos, defender o «salvar» el territorio de villanos o bandidos.



Después de los cuentos, llegó la historia y la memoria.
La historia de héroes y la «fantasía de niño» no culmino allí, pues en la memoria y la historia del pueblo, la gente comentaba -y recuerda- héroes de «carne y hueso», que existieron en algunas épocas aciagas de este pueblo: uno que recuerda la gente fue al exsargento de la policía, y después reconocido comandante guerrillero Eliseo «Cheito» Velázquez que se levantó en armas en Puerto López en 1948, por las injusticias y saqueo en este territorio, entre ellas la muerte de su pequeño ahijado por un «conservador» y como justificación ideológica el asesinato de «su abogado y amigo» el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. Más adelante, y para la época de la violencia de 1948, otro héroe venerado y recordado por los puertolopenses -años siguientes- fue el sacerdote holandés Alfonso Cüypers quién el 14 de julio de 1952 no permitió una masacre que se iba a realizar en el parque central de este pueblo a más de 180 personas, todos confinados por tres días, según el Ejército por ser auxiliadores o estafetas de las guerrillas liberales, de igual forma como retaliación de las fuerzas militares por la masacre perpetuada el 12 de julio de 1952 en el sitio que se conocía como El Turpial, ataque perpetrado por un comando del guerrillero Guadalupe Salcedo.
Guerrillas liberales de 1948 a 1953. De la cual hizo parte el guerrillero y jefes Eliseo «Cheito» Velázquez quién fue uno de los primeros comandantes que se levantaron en armas en Puerto López, Meta
Puerto López, Meta. Alzamiento en armas en 1948, guerrillas liberales comandadas por el líder tolimense Eliseo Velázquez.
Sacerdote Holandés Alfonso Cüypers (de rodillas)
Pasaron los cuentos, la historia y llego la realidad…
Finalizando la época de 1980, los buenos «paraestatales» o héroes que había leído en cuentos y había visto en series de televisión, no eran parecidos a los «paraestatales» que aparecieron por períodos o épocas en Puerto López y territorios aledaños, estos no eran fiables, tenían un fin político, económico y social, con «patrones gamonales o feudales» que llegaron a imponer un nuevo orden político y económico, sobre todo en tema de tierras e instituciones administrativas del pueblo, pero como en los cuentos y series de televisión de «héroes y villanos» también aparecieron héroes que resistieron, y trataron de impedir sus fines, denunciaron, escribieron con razón y argumentos, uno fue Jorge Clímaco Mosquera Cuervo quién con la sana justificación de la cultura y folclor creo un «Festival de Colonias en 1969» y adjunto a la cultura y folclor, lideraba procesos políticos y veedurías sociales, al atrevimiento de ese entonces, «don Jorge» publicó un libreto que componía decretos, escrituras y límites de tierras del municipio, donde le explicaba al pueblo que se iban apoderar de la tierra que era la zona de expansión territorial y vivienda para el pueblo, de la misma manera, se atrevía escribir que la tierra del municipio no era una «donación de los López Pumarejo» como fundadores sino un negocio o compra de tierra al Estado (existen escrituras públicas), este libreto impreso fue censurado por los politiqueros de ese entonces, pues la mayoría ya se habían apropiado de terrenos del municipio. Así, sucesivamente, Jorge Mosquera hizo muchas denuncias jurídicas y públicas donde se atentaban contra los intereses del pueblo.


Líder cultural y político Jorge Climaco Mosquera Cuervo.
Finalizando la época de 1990, también aparecieron otros «justicieros» que habían llegado a laborar en dos instituciones, la personería municipal donde un joven y deportista personero denunció muchos hechos de barbarie y horror que sucedían en este pueblo, en donde prácticamente las instituciones estaban «secuestradas» por villanos y cómplices estatales de aquellos tiempos. Asimismo, lo hizo un capitán de la Policía «Cuellar» y un teniente «Pinzón» que al estilo de los cuentos y series de «justicieros» trataron de impedir que los «paraestatales”, “macetos», autodefensas o «paras» y sus «cómplices estatales» se pasaran «del límite» con la población civil o el pueblo. Luego, por diferentes hechos y en épocas recientes -no igual de sobresalientes- han aparecido como en los cuentos o historietas: villanos o bandidos, pero también héroes o justicieros en este pueblo. Un pueblo de héroes y de villanos.
