LA NUEVA CONCIENCIA

MARCO ANTONIO: ÉL POR SIEMPRE TALABARTERO DEL PUEBLO

Por: Apolinar Beltrán Villazón

Marco 1

Abordar a «don Marco» es todo un ritual de respeto y honestidad, su sinceridad se observa en su franca sonrisa, su mirada fija y con su envidiable memoria. No escatima en agradecimientos con el pueblo de Puerto López, que un día lo acogió con su familia.

Marco Antonio Guerrero Guerrero o como se le conoce «don Marco o «él talabartero». Oriundo de la vereda de Guayabal del municipio de Monterrey (Casanare) nació en el año de 1936, desde muy niño comenzó a desempeñarse en las labores del campo, sobre todo en la producción de panela de forma artesanal y labores de ganado, y fue a través de ésta misma actividad, que adquirió la enseñanza de parte de unos amigos:  donde aprendió, se perfeccionó y se dedicó a lo relacionado con el manejo de cueros de res y, por tanto, al noble oficio de la talabartería.

Marco 2

Llegó a Puerto López

Fue en el año de 1966 cuando «don Marco» arribó a este pueblo, y cuenta: «era un pueblo de mucho movimiento de ganado, agricultura, comida y pesca». Y fue aquí en plena zona comercial donde empezaba a funcionar la recién fundada plaza de mercado «14 de julio». Para principios de 1970, compra una máquina, cueros y demás utensilios para iniciar sus labores en la creación de: monturas, aperos, rejos, fundas, tulas, zamarros, maletines, billeteras y todo lo relacionado con el cuero, fue a poco que el pueblo lo fue reconociendo,  por la calidad, responsabilidad y estética de sus productos en cuero, a partir de este momento nacería la «talabartería llanera» en honor a la procedencia y la tierra llanera donde Marco Guerrero Aprendió, aplico y enseño este arte. Años más tarde, traslada la talabartería al barrio Jorge Eliécer Gaitán, en donde coloca su casa familiar y también comienza a funcionar la talabartería hasta la fecha.

Marco 4

Alejandrina Mendoza Torres (esposa) y los niños Beyer y Marta (hijos), y don Marcos Guerrero paseando por una calle de Pto López para época de 1970.

Tristezas y sonrisas

Son muchas las generaciones nativas y foráneas que han visitado, comprado o han requerido los servicios de «don Marcos». Hoy, los buenos recuerdos de abundancia que vivió este pueblo, los rememora con tristeza, sobre todo la ganadería y agricultura, cuenta con nostalgia un episodio que marcó su vida y la de su familia, el cual rememora, como si fuera ayer, el trágico accidente del bus del colegio Enrique Olaya Herrera en el año de 1977 llegando a Villavicencio, en donde falleció su hija «Martica», estudiantes, padres de familia y profesores.

Marco 3

Legado y recuerdo

Con su semblante y valentía de hombre llanero, también se enorgullece de su familia y nietos, «don Marcos», sonríe cuando dice que el arte lo aprendieron sus hijos: Héctor y Beyer. «Pese a que esta actividad, artesanía o arte ya no tiene el mismo movimiento económico, pues las carreteras, cercanía con la capital, y las labores del ganado se están acabando» afirma Marco Guerrero. Por eso, él con sus 88 años, hace poco cumplidos, y su hijo Beyer, quién lo acompaña, han tenido que innovar en utensilios y comercio de algunos productos: como billeteras, cotizas, sandalias en cuero, correas y otros. Con todo así, esa tradición cultural y comercial resiste y persiste en la por siempre Talabartería Llanera y el legado de «don Marcos».

Marco 5