Puerto López, Meta. A principios de 1970, los puertolopenses y visitantes,  acostumbraban a degustar del consumo de gallina, caldo con menudencias o con huevos cocidos, en el sitio céntrico que lo fue denominado como: «caldo paraó», «restaurantes únicos» que eran rústicas casetas de latas y madera con mesas de madera y taburetes colectivos, que invitaban a degustar todas las noches de una suculenta gallina, sus partes o un inconfundible caldo, en compañía de una preparada y escasa venta de gaseosa, y ante todo una admirable higiene y salubridad. Casetas que -aún- están ubicadas en zona del espacio público y en zona céntrica del pueblo.