LA NUEVA CONCIENCIA

BILLARES 120: CON AMBIENTE FAMILIAR

Por: Apolinar Beltrán Villazón

El popular, histórico y hasta patrimonial lugar conocido como: «el 120» o «Club de Billares 120», sigue siendo el sitio «clave» de encuentro, reunión, departimiento y diversión, de los «viejos” o ahora llamados “adultos mayores» y un número reducido de jóvenes. El mismo lugar donde de forma picaresca los asiduos visitantes le tienen nombre:  «El club de las palomas caídas», «los yo tuve”, “el ancianato» o el «centro de trabajo o negocios». Un «club» en el imaginario del pueblo y sin aportes de ninguna clase.

Todas las mañanas comienza el «rito cultural» de llegada de cientos de adultos, con el pretexto de degustar un tinto, una aromática y «echar» un «chico» de billar o billar pool, o simplemente charlar, parlar o encontrase para «supuestos negocios», un «enganche» de trabajo o informarse del «acontecimiento del momento. Al ritmo de música popular, bailable o rancheras «El 120» abre sus puertas muy temprano, atendido por su «eterno” propietario Arnulfo Rodríguez oriundo de Villarica (Tolima) quién lleva alrededor de 25 años en este establecimiento, siempre alegre y jocoso atendiendo a su distinguida clientela.

HISTORIA DEL 120

La mayoría de puertolopenses y foráneos se han preguntado, y se preguntan, el porqué de él nombre «del 120», pues desconocen la procedencia del nombre comercial del popular billar, el cual fue colocado por el señor José Humoa el primer propietario del negocio, quién para el año de 1968, trajo una rockola con 120 discos, y debido a la sensación, curiosidad y atracción popular por el extraño aparato musical, el lugar se llenaba de clientes a escuchar y colocar música, celebrar y hacer negocios en torno a la agricultura y la pesca, «el 120» desde sus inicios funcionó en la propiedad del señor Carlos Faustino Montaña y después de sus herederos, en donde algunos aducen que conocen este negocio desde hace más de 70 años, sin embargo esporádicamente y por cortas temporadas dejo de funcionar como billar y fue una heladería «Los Rosales» del señor Ventura Riaño, y otros negocios funcionaron de forma  esporádica, como una reconstructora de zapatos «zapateria», existieron por poco tiempo, a la fecha sigue funcionando El club familiar «El 120».

Arnulfo Rodríguez, propietario del negocio «el 120»

El «Mono Vélez» reconocido y asiduo cliente del «120»