LA NUEVA CONCIENCIA

¿EXISTE UN SISTEMA DE SALUD PERFECTO?

Por:José Gildardo Quevedo Florido.

Docente pensionado.

A propósito del gran debate nacional que se ha dado alrededor de la salud, entre el Gobierno y los actores más destacados en este servicio, valga también la visión de quienes somos legos en el tema, pero integramos aquel grupo creciente de individuos, que ha tomado en serio la teoría del autocuidado como verdadero fundamento en el alcance y mantenimiento de una buena salud. Este grupo crece al margen de la discusión ideológica sobre la salud.

En el mundo no existe un sistema de salud perfecto. Ni el Cubano por la pobreza del país, ni el Canadiense y mucho menos el Norteamericano que es capitalismo ramplón: si pagas hay servicio, si no pagas te mueres.

En medio del debate surge con fuerza una posición, que siempre ha sido la posición más razonable basada en preceptos de autocuidado milenarios como aquel que todos conocen «que tu alimento sea tu medicina» o la reiteración de la necesidad de la exposición a la luz solar para el equilibrio interno y la producción bioquímica del cuerpo y… el ejercicio físico.

Y entonces aquí entra el verdadero debate de la prevención en salud: cuáles alimentos serán tu medicina, si todos o más del 90% son ultra procesados, industrializados, para crear mejores negocios a la industria y el comercio, ¿sin que haya un trabajo de educación serio por parte del Estado? Un ejemplo que todos podemos comprobar: Alimentación escolar. No es tanto si los ultra procesados que les entregan a los niños están frescos (en muchos casos se entregan descompuestos). Es el facilismo, la falta de análisis del verdadero valor nutricional para unos niños que están haciendo el mejor trabajo de su vida en esa etapa: aprender y jugar. Y se les da una descarga de azúcar, sacarosa y fructuosa en ausencia de proteínas y grasas de buena calidad, que son tan importantes en su desarrollo, en lugar de un desayuno.

Pero no solo es con los niños, la cobertura de la mala alimentación escolar alcanza quizás una comida al día. La mala alimentación que conduce a una salud en déficit permanente es un tema de toda la sociedad y todas las clases desde lo más encopetado hasta el proletariado y el lumpemproletariado cada día más numeroso.

Entre más comemos rico, peor nos alimentamos, sin orientación alguna, salvo la que prodigan algunos influenciadores que aparecen en redes sociales tratando de romper los paradigmas alimentarios de nuestra sociedad de consumo, muchos con criterio científico, otros con exageraciones que se les abonan, porque lo hacen para romper paradigmas consumistas dañinos.

Volviendo a aproximarnos al sistema de salud perfecto, la verdad no hay recurso económico con que cubrir las barbaridades que millones cometemos contra nuestra salud por nuestros hábitos de consumo y con lo que ofrecen los estantes de tiendas y supermercados. Agregado a esto ya la mayoría de la gente no prepara sus alimentos y por tanto no sabe que lo más delicioso contiene glutamato monosódico, azúcares, grasas ultra procesadas, saborizantes, colorantes, preservativos y productos de diversos orígenes y mezclas, todos dañinos para la salud.

Cada vez nos ponemos más al borde del abismo en medio de la normalidad de nuestra cotidianidad alimentaria, hasta que surgen dolores por inflamaciones, enfermedades de todo tipo por deficiencias nutricionales y falta de ejercicio… y síntomas que nos lanzan en brazos del otro gran negocio de la vida moderna: las multinacionales farmacéuticas especializadas en crear dependencias más que en la cura de los pacientes. Con honrosas excepciones por supuesto.

Lo cierto es que no habrá sistema de salud bueno ni a la izquierda ni a la derecha del espectro político, si no se desarrolla un formidable y sistemático trabajo de reorganización mental del consumidor y una cultura física que conduzcan a la prevención de la enfermedad. No basta con gravar los azucarados y ultra procesados, habría necesidad de gravar muchísimos industrializados. No se trata de clavar más impuestos. Es educar la población para el consumo responsable.

Y por supuesto que mientras esto ocurre, en varias décadas quizás, hay que tener servicios de atención de alta calidad científica y amplia cobertura para atender los efectos de las glándulas o papilas gustativas empoderadas y la negación del principio de la necesidad del ejercicio físico y el respeto del ciclo circadiano.