PLAZA DE MERCADO: «14 DE JULIO» – LA NUEVA CONCIENCIA

PLAZA DE MERCADO

"14 DE JULIO"

La plaza de mercado de Puerto López, Meta, fue fundada en la época de 1960, y se construyó para prestar un servicio de venta para los productos de los pequeños agricultores que producían pancoger en zonas rurales y aledañas a las «vegas» de los ríos, productos como: yuca, plátano, maíz, cacao, ajonjolí, cítricos, entre otros. Era un centro de acopio y venta de productos a muy buen precio para los puertolopenses. A cada pequeño agricultor se le asigno «un puesto» o lote, años siguientes fue el comienzo de un pequeño comercio de carne, pescado, restaurantes y utensilios para el campo.

La inauguración y nombre de la plaza fue con una solemne misa y bendición del terreno, en donde muchos recordaron la época de violencia de 1948 y el impacto de varios hechos sangrientos, de dolor, venganza y despojo en este territorio, sobre todo la retaliación y persecución a muchos pobladores que residían en la zona urbana, todo por el ataque y muerte de 85 soldados, 2 oficiales y un enfermero civil, un 12 de julio de 1952 en el sitio denominado El Turpial, (según Decreto número 1863 de 1952 (5 de agosto) publicado en el Diario Oficial de la República de Colombia y firmado por el presidente Roberto Urdaneta Arbeláez), masacre llevada a cabo por un comando de las Guerrillas liberales al mando de Guadalupe Salcedo.

Este hecho provocó una retaliación o «venganza» de parte del Ejército, donde se obligó a que se confinara en el parque central del municipio a más de 180 pobladores, los días 14, 15 y 17 de julio de 1952, apuntándoles con ametralladoras y cercados por militares, sin comida y agua, -al sol y al agua-, donde sólo se esperaba una orden para ser fusilados, cuando se iba a conceder la orden de parte de los «altos mandos militares» para dar inicio a la ejecución contra ciertas personas acusadas presuntamente de estafetas o «sapos» de la guerrilla liberal, intervino el presbítero de origen Holandés conocido como «Padre Alfonso Cűypers», quién también recibió golpes y atropellos de algunos soldados, sin embargo, su petición y solicitud de no fusilar a nadie y seguir instigando, fue impedimento como autoridad eclesiástica que poseía «el padre» como extranjero y representante de la iglesia en este territorio, de esta forma, este logro darles agua, comida y la «libertad» a los cientos de personas que se encontraban allí confinadas, pese a que días después un grupo del Ejército, comenzó a «llevarse de uno a uno», o por grupos, a personas de tendencia liberal, y después eran encontrados muertos en ríos de Puerto López a Villavicencio, otros nunca aparecieron, pues eran acusados por pertenecer o ser simpatizantes o auxiliadores de las guerrillas liberales de la época de 1948.

La consecuencia de este hecho de «salvación de muchas vidas» y como agradecimiento, memoria y recuerdo, los colonos y campesinos propusieron a «viva voz» que la plaza «campesina» o de mercado llevara el nombre de «14 de julio». Estos hechos viven aún en la memoria de algunos pobladores y otros fueron reseñados en el folleto «Remenbranzas de la violencia en Puerto López» 1986 del señor Luis Gutiérrez Parrado.

El primer pabellón o «puestos seguidos» fue construido por la Junta de Acción Comunal del barrio Santander en el año de 1973, integrada por: Aquilino Acosta (presidente), Salvador Astaiza (Vicepresidente), José María Villazón Acosta (Fiscal), Mercedes de Ochoa (Tesorera), María Nelcy Bejarano Mora(Secretaria).

A principios de 1990 se amplía la infraestructura de la plaza, y con ello, nuevos puestos de venta de carne, vísceras, arepas, empanadas, masato, pescado y demás, pequeños almacenes de ropa y venta de comidas, algunas casetas de licores, sin embargo, era la época en que los campesinos o pequeños productores de pancoger y demás comenzaron a desaparecer por el uso y tenencia de la tierra a terratenientes y ganadería a gran escala, con este cambio de producción la función esencial de la plaza, campesinos y sus productos comenzaron a desaparecer.

Para mediados del año 2000 con la llegada de grandes almacenes de cadena, verduras y «monopolio» de carnes y demás, inicia una competencia de mercado local y siguió el marchitamiento económico y social de la plaza, donde el comercio y la economía cambio a venta de ropa, cacharrería, pequeñas bodegas, restaurantes, cafeterías y el escaso mercado campesino, pero acabose de la llamada «plaza de mercado», quiebre de su endeble economía, comercial y patrimonial fue a partir del equivocado diseño y arquitectura de «nuevo urbanismo» que empezó en el año 2017, donde el diseño y construcción al parecer no fueron los acertados de acorde al diseño de plazas para esta región, donde se debía de tener en cuenta el clima, espacio y hasta el pago de servicios públicos y demás, de una débil economía local, y con ello, la pésima planeación, planificación y diseño de los locales llamados restaurantes, como es el caso de los locales de «caldo paraó», los cuales a la fecha fueron desocupados y otros no ocupados a quienes fueron cedidos.

Con el lento acabose de la plaza se perdió y acabó toda una identidad, costumbres y patrimonio inmaterial de este pueblo -la esencia de la plaza-, donde al preguntarle a algunos propietarios que se niegan a partir o dejar sus puestos, recuerdan, entre risas y nostalgia a algunos compañeros de ventas u otros que eran personajes, asiduos visitantes de la plaza, algunos como propietarios de puestos, vendedores o visitantes o personajes populares, son muchos, pero algunos viven en la memoria de la gente, como: «Chato Alberto», «Cachucha», Anibal, «Loco Eduardo», Segundo, cantante Chigűiro, «Frente Roma, Concha, «don Juan» el ciclista y familia, José María Villazón Acosta, Álvaro Cárdenas y sra., Enrique Rodríguez y señora, Empera, » los paisas» Dorian y «patula», Jairo González y Carmenza, Anibal Gómez, Oscar Sepulveda y Oscar Montes, Rogelio Ríos, «doña Melba», «doña Alba», «Manchú», Arturo Novoa y Gloria, Adelina Beltrán, Álvaro Cárdenas y Sra, Mercedes Lanchero y esposo, Gonzalo y sra, Manuel y Sra, «los Portillos», «don Villalobos y Sra», María Inés Zamora e hijas, Henry Rodríguez y señora, Alejandro y «doña Paz», «Juan Pollo» y Familia, Don Murillo – Cedeños, don Chacón, Bernabe Ríos, Alfredo Gualteros, «Don Bermúdez», «Doña Marina Cruz y don García», Don Abel y doña Ligia Mena, «Don Ruben Guacaneme y doña María», Herminia Cedeño de Murillo,Mesías Villalobos e hijos, «el Chato Miguel», Pío Quinto, «Hernan Pasito» «doña Nubia», «don Cabindo», entre otros, son muchos y muchas familias que han tenido que ver con la plaza de mercado y que dejaron una huella comercial y herencia patrimonial que ahora toca recuperar en bien de la economía campesina y patrimonio local.